sábado, 30 de julio de 2011

Científicos aseguran que los loros aprenden su nombre de manera similar a la de un niño

Estas aves, al igual que otras psitácidas, aprenden su nombre a partir de la repetición continua, igual que los humanos.

Detrás del ejercicio de repetir palabras "como un loro" y el acto mismo del lenguaje, hay una diferencia, sí, pero también un muy corto paso, reveló un estudio reciente, al descubrir que todos los miembros de una colonia de papagayos tienen un nombre que los identifica, surgido a fuerza de repetición por parte de cada uno de ellos.

Y fue ese dato, detectado por el ornitóloco Karl Berg, cuyo estudio fue publicado en la revista Science, el que permitió llegar a la conclusión de que las aves psitácidas -a cuya familia pertenecen también los guacamayos, cotorras y periquitas- aprenden de manera análoga a la de un niño, que alcanza el conocimiento de su nombre a partir de su repetición continua.

La investigación, además de desterrar la idea que se tenía, de que estas aves son simples "repetidoras", demostró la capacidad expresiva de los papagayos, determinada por cuestiones genéticas, pero también por el medio ambiente, pues con el tiempo pueden "dialogar" con sus pares, de manera semejante a la humana.

Es cierto que las dotes lingísticas de estos pájaros fueron siempre conocidas -en cautiverio pueden "entenderse" con humanos, al igual que otras mascotas, como perros y gatos-, pero lo que ahora se sabe es que están en condiciones de articular respuestas, o sea, que están en grado de "dialogar" con el hombre.

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